A lo largo de los años, los aceptadores de monedas y billetes se han utilizado para diversas aplicaciones de autogestión.
Sin embargo, por mucho que estas máquinas mágicas nos faciliten el trabajo y nos ahorren tiempo, nunca nos tomamos el tiempo de pensar en cómo funcionan sin esfuerzo y sin ayuda humana. Este artículo arrojará una breve luz sobre el proceso que implica la aceptación de divisas, centrándose en los monederos.
¿Qué es un monedero?
Un monedero es un dispositivo que se utiliza en máquinas automáticas para aceptar monedas a cambio de bienes o servicios que ofrece un negocio. Los aceptadores de monedas se encuentran en la mayoría de las máquinas expendedoras, máquinas de juego, teléfonos públicos, máquinas de autolavado y máquinas expendedoras de billetes de transporte, entre otras muchas aplicaciones.
Aunque hay diferentes tipos y nombres de aceptadores de monedas, en su mayoría hacen lo mismo. Sin embargo, cuando se trata de tipos, hay algunas características distintivas que separan un monedero de otro. La diferencia está en el diseño y la funcionalidad. Existen tanto monederos mecánicos como electrónicos.
Los monederos mecánicos son habituales en los teléfonos públicos obsoletos, pero los monederos electrónicos son los más utilizados en muchas aplicaciones. Aunque un monedero mecánico puede ser más barato y económico, los monederos electrónicos son más eficaces y avanzados.
Cómo funciona un monedero
Los aceptadores de monedas son básicamente mini ordenadores que tienen una «lluvia» propia y por eso se utilizan para las cajas de autogestión. Una vez que un monedero recibe una moneda en su sistema, dispone de un mecanismo que comprueba el tipo de moneda y su autenticidad.
Los parámetros que utiliza la máquina para verificar qué moneda se ha introducido son el peso, el diámetro, el grosor y la composición del metal. La verificación se realiza en función de las características predefinidas y preestablecidas que la máquina tiene en su sistema.
Un monedero tiene una ranura para monedas que está diseñada para acomodar las dimensiones de la moneda más grande de una divisa. Una vez que una moneda se deposita en la ranura, pasa por un conducto que la dirige a una sonda de detección que utiliza sensores de luz y electroimanes para verificar la denominación de la moneda. Una vez verificada la moneda, se pasa a una báscula de clasificación. A continuación, la báscula de clasificación pivota bajo el peso de la moneda, permitiéndole salir rodando. Si la moneda es más grande o más pesada que el peso previsto, la báscula de clasificación no pivotará, evitando que la moneda se vuelque.
Este es el punto en el que se rechazan las falsificaciones y las monedas no aceptadas. La moneda puede devolverse si el usuario pulsa una tecla de retorno que permite que la moneda ruede hasta una rampa de retorno. Sin embargo, si la moneda se ajusta al billete, se envía una señal a la armadura de la aleta y ésta se abre. A continuación, la moneda cae en otra rampa de clasificación que va al sistema de la máquina anfitriona y se clasifica según su denominación. Dependiendo de dónde caiga la moneda, activará otro comando en la máquina anfitriona.
Muchas máquinas expendedoras suelen tener la opción de dar cambio para que incluso los clientes que no tienen la cantidad exacta de monedas puedan utilizarlas. Si este es el caso, debería considerar la posibilidad de adquirir una máquina de cambio de monedas, que funciona prácticamente igual que los aceptadores de monedas.
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